
Cada vez que recuerdo la existencia de este blog me invaden sentimientos de tristeza e impotencia al albergar tan pobres escritos para tan sugerente título, los pocos que me permite el tiempo y la inspiración. Gracias a los pocos seguidores que aún no sé porqué me seguís, ofreciendo mi persona tan míseras aportaciones a vuestro paladar.
Hablaré, ya que dispongo de un ratillo, del tema más cavilado pienso, en la historia del ser humano, un tema que como nos pasa a todos me queda gigante: la Vida.
Hace unos años, perdido en mares de incomprensión y dolor, vivía como ahora muchos de los que probablemente leen esto, entre vosotros seguro que algunos amigos. Angustia, fobias, ansiedad, espirales depresivas, nervios, caos, ... cada detalle de la vida se me antojaba de pronto como un problema, cada problema como un mundo... Con el tiempo he aprendido a apreciar cada minúsculo momento de nuestra existencia independientemente de su naturaleza, mirar a otras personas y sonreir con el mismo gesto que querría ver en sus caras.
Lo que quiero decir es que creo que la Vida es un regalo para disfrutarlo en sus buenos o malos momentos, nuestra aventura particular e irrepetible, nuestro currículum en el espacio-tiempo, para nadie, libro conocido de principio a fin y sólo nuestro para compartir con quienes deseamos y también con a veces con quien no, jejej. Como mejor dice un refrán que mis desvaríos de tiempo contado: a mal tiempo buena cara.
Por supuesto, no es el mundo como nosotros queremos, ni tiene pinta de que lo vayan a dejar ser tampoco. Injusticias, muerte, hambre, guerras, destrucción del Medio Ambiente, extinciones de fauna o flora con más derecho a existir que muchos humanos indeseables... Pero siempre hay algo remoto en lo que podemos sembrar esperanza, con buena cara. Canalizar de algún modo la energía negativa en positiva.
Un saludo, y hasta más ver!
La Vida.... hermosa y amplia, tan grande que en ocasiones se presenta en las instancias menos valoradas... ¿dónde está la vida? para mí la vida está en las cosas que me hacen sentir vivo, que me estremecen, que colorean mi ambiente y sonorizan el espacio. Veo vida en cada proyecto que me planteo, o en los momentos que comparto con amigos y allegados. Por supuesto no hay vida en el trabajo oficinero con jefecillos con aires grandiosos, tampoco hay vida cuando uno se porta mal con el prójimo y la conciencia le azota.... tampoco hay vida cuando uno se vuelve incomprensible.
ResponderEliminarHabrá que comprender los alrededores para ver la vida en su cálido resplandor.
Gracias por el comentario Juan, jejej. Me quedó un discurso un poco jesucrito pero bueno, al menos tiene forma de nuevo post, jajaj.
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